(C.E.I.)
La gran mayoría de los cristianos cree que orar es solo cumplir para no ser reprobados por Dios, pero la oración es más que un suceso, debe ser nuestro estilo de vida.
Dios nos manda a perseverar en la oración, para estar lejos del peligro del pecado.
La oración es un diálogo entre el ser humano y Dios. Es el medio por el cuál podemos expresar nuestras inquietudes, necesidades físicas, o espirituales a nuestro Padre Celestial. Por lo tanto, la oración es una acción de adoración y de comunicación, en la cuál debe de ser mencionada la intercesión de Yeshua Hamashiach*, como el Hijo de Dios, y la asistencia del Espíritu Santo (Juan14:13-14).
En el Nuevo Testamento se indica que debemos orar en todo tiempo (Lucas18:1; Efesios.6:18; 1 Tesalonicenses 5:17), y en todo lugar (1 Timoteo 2:8). Cuando se ora, debe de existir una actitud de reverencia y de Fe, porque el que ora debe creer que en ése momento está siendo escuchado por el Padre celestial. Es por eso que la oración se convierte en una comunicación directa con el cielo. "Empero sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreo11:6).
La oración involucra directamente una disposición sincera de nuestro espíritu y el Espíritu Santo, para así disfrutar la presencia de Dios y la unión con Cristo. Cuando oramos debemos confiar en las promesas dadas en las Santas Escritura, como por ejemplo: " Clama á mí, y yo te responderé, …" (Jeremías 33:3).
La oración efectiva debe de estar acompañada de los siguientes objetivos:
Adoración, para expresar nuestro sentimiento por la bondad y grandeza de Dios (Daniel 4:34-35)
Confesión, por la que reconocemos nuestras iniquidades (1 Juan 1:9)
Súplica, por la que pedimos perdón (Mateo 7:7)
Intercesión, por que rogamos por otros. (Santiago 5:16)
Acción de Gracias, por la que expresamos nuestra gratitudes. (Filipenses 4:6)
Un importante factor de la oración es que los creyentes en Cristo debemos orar con pureza de corazón, no teniendo rencores escondidos. Debemos orar por nuestros enemigos porque fue así instruido por nuestro Maestro y Redentor (Mateo 5:44) y por los reyes y gobernantes (1 Timoteo 2:1-4).
En resumen, la oración no es para decirle a Dios lo que ÉL tiene que hacer y cómo debe de hacer, porque Él es Supremo y nosotros somos hechura de sus manos. En la oración expresamos nuestro sentir y nuestras necesidades aunque las mismas son conocidas de antemano.
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